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Cuando pensamos en el horario escolar muchas veces dejamos de lado el tiempo de recreo. Los profes solemos usar este tiempo para descansar un rato, relacionarnos con nuestros compañeros o adelantar el trabajo para las clases siguientes. Sin embargo, para los niños es, en muchas ocasiones, uno de los pocos ratos de tiempo libre que tienen y prácticamente el único momento del día en el que pueden practicar el juego libre.
Antes de empezar mi etapa como maestra trabajé varios años como monitora en colegios y es sorprendente ver como el tiempo de recreo se convierte en una pequeña representación de la sociedad que nos rodea. En este breve periodo de tiempo los más pequeños se comportan con naturalidad, eligen con quien quieren pasar ese rato, deciden sus juegos y acuerdan unas normas que se convierten en un "código de conducta" no escrito. En definitiva, representan la sociedad a pequeña escala.
Durante el tiempo que trabajé como monitora aprendí muchas cosas y una de ellas fue que el recreo tiene mucha más importancia de la que, en general, se le da y que, a veces, los maestros pecamos de despreocuparnos de esta parte de la jornada y derivamos la responsabilidad en aquellos a los que "les toque hacer patio". Sin embargo, yo me pregunto ¿Sabemos a qué juegan nuestros niños?
Cada vez que "hago recreos" me gusta observar como se comportan mis alumnos, cómo se agrupan, quién "va" con quién, a qué juegan y cómo juegan. Me he dado cuenta de que normalmente siempre se repite el mismo patrón de juegos, juegan día tras día con los mismos compañeros y tienen poca variedad de alternativas. Además, determinados tipos de juegos suelen conllevar disputas lo que muchas veces termina en peleas y enfados.
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Las teorías educativas que hemos estudiado en la carrera y defendemos en las oposiciones hablan en su mayoría de un aprendizaje en el que el juego tiene un papel protagonista ya que es innato en el niño y es la manera más natura que tienen de aprender. La mayoría de los maestros aceptamos esta premisa pero creo que olvidamos llevarla a la práctica en general. No sólo podemos aprender matemáticas jugando, también es muy importante aprender a "ser personas" y a relacionarnos a través del juego.
Como decía al principio, el recreo es el tiempo donde los niños pueden jugar de manera natural y mostrarse tal y como son sin que los adultos guíen sus pasos. ¿Cómo podríamos entonces evitar tantas disputas?, ¿Cómo podemos enseñarles a solucionar conflictos por sí mismos? y sobretodo; ¿Cómo se les puede ofrecer alternativas de juegos sin que sea algo "obligatorio"? A fin de cuentas, es de sus pocos ratos libres.
He oído hablar que en algunos coles hacen proyectos de patio en el que se les deja material de Educación Física (además de los balones de gomaespuma que suele tener cada grupo) y se crean zonas para los distintos tipos de juegos. La verdad que un proyecto de este tipo me parece una idea muy interesante pero ya que en mi cole todavía no lo tenemos, de momento, podríamos empezar por una alternativa a nivel de clase.
Hace dos semanas, tras la hora después del patio decidí plantear esta situación en clase y ver qué opinaban ellos al respecto. Para mi sorpresa, deduje que solían jugar siempre a los mismos juegos por costumbre pero que conocían muchas otras alternativas. De esta manera, cada uno propuso un juego al que le gustaría participar en los recreos y elaboramos esta lista-mural. Para mi era muy importante que fueran juegos propuestos por ellos mismos para que no los vean como una obligación.
Decidimos que los días a la semana que yo estaba con ellos en el patio pondríamos en práctica dos de los juegos que habían propuesto. Cada uno podrá jugar a lo que quiera, la idea es proponer alternativas y observar si cambian sus agrupaciones, juegan más todos con todos y, en definitiva desarrollan su capacidad de elegir.
Tras estas dos semanas la sesión que sigue al patio se ha convertido sin quererlo en nuestro momento de grupo en el que hablamos de nosotros y de lo que nos gustaría hacer o cambiar. Solemos hablar de lo que ha ocurrido, a qué hemos jugado y las anécdotas acontecidas. A modo de recompensas utilizamos la plataforma ClassDojo poniendo puntos verdes o rojos según hayamos acordado previamente.
ClassDojo es una plataforma de gestión del comportamiento en la que cada alumno está representado con un monstruo. Podemos pasar lista, seleccionar al azar a los alumnos, utilizar un cronómetro, ponernos en contacto con las familias y muchas cosas más. Nosotros de momento sólo lo utilizamos para pasar lista, para cronometrar el tiempo de trabajo individual y para controlar el comportamiento de los patios, pero poco a poco lo iremos incluyendo en más rutinas de la clase. Si os interesa, aquí podéis ver un tutorial sobre cómo utilizar ClassDojo.
De momento la propuesta está funcionando bastante bien, ellos mismos proponen los juegos del día y empiezan a notarse poco a poco avances en el trato entre los compañeros. ¡Os mantendré informados!
De momento la propuesta está funcionando bastante bien, ellos mismos proponen los juegos del día y empiezan a notarse poco a poco avances en el trato entre los compañeros. ¡Os mantendré informados!
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ResponderEliminar¡Hola Cris! Disculpa, pero no sé que he tocado para eliminar tu comentario. ¡Muchas gracias por tu aportación! Intentaré arreglarlo para que vuelva a salir el comentario.
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